En una sociedad seducida por los avances tecnológicos, mayoritariamente acrítica con las consecuencias y costes que se derivan de cada nueva aplicación, la posibilidad de disponer de coches sin conductora gracias a la inteligencia artificial es recibida como un progreso y un espectáculo fascinante. Más allá de los beneficios o necesidad de disponer de este tipo de tecnología, está la codificación de la inteligencia artificial del coche para que responda ante un escenario donde el accidente es inevitable y existen distintas posibilidades. En ese caso, ¿quién y cómo se decide qué vida vale más?

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1. Coche autónomo de la empresa Waymo-Google. Fuente: Wikipedia.

Una investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) publicada en Nature diseñó un videojuego, que denominaron moral machine, en el que se planteaba a las participantes distintos dilemas. Tenían que ponerse en la piel del vehículo y decidir qué vida valía más. Aunque el estudio ya fue publicado con los datos de participación de más de dos millones de personas de 233 países, la aplicación sigue disponible (http://moralmachine.mit.edu/hl/es) y permite realizar el juego comparando los resultados individuales con los grupales (ver imagen). Consta de 13 escenarios, 11 de los cuales tienen en cuenta cierta diversidad de la vida humana y en solo dos se incluyen a otros animales, únicamente gatos y perros. A diferencia de la vida real, las condiciones del experimento permiten a las participantes disponer del tiempo suficiente para razonar qué vidas valen más que otras. El ejercicio de raciocinio obliga a tomar una decisión moral que, de acuerdo con las conclusiones del estudio, refleja el especismo imperante, dejando a los animales no humanos a la cola, por detrás de otros grupos considerados más sacrificables como son delincuentas, ancianas y sintecho.

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2. Resultado obtenido de realizar el juego en la pregunta referente a la “preferencia de especie”.

De hecho, de las tres conclusiones principales, la primera es que ante el dilema de salvar a un humano o un animal no humano la elección mayoritaria fue atropellar al segundo. Las otras dos conclusiones hacían referencia exclusivamente a humanos: eligir salvar cuantas más vidas mejor y atropellar antes a ancianas que a personas jóvenes.

El estudio tuvo una amplia difusión en la prensa general y sirvió para presentar estas tres normas como universales, o casi. De este modo, al tratarse de un estudio científico, estaba legitimando con el apoyo y autoridad de la ciencia, el considerar universal que la vida de los otros animales vale menos que la vida humana. Otra respuesta no hubiera sido razonable en una sociedad en la que nos educan en el especismo. De modo que, más que una conclusión, se trata de una tautología. Ahora bien, al presentar ante la opinión pública estas tres conclusiones como universales o naturales, el juego puede dejar de serlo cuando se deba dotar a los vehículos de qué respuesta dar ante escenarios similares a los planteados.

En 2017, Alemania propuso la primera guía moral para vehículos autónomos, en la que participaron expertas de distintas áreas como ingeniería, filosofía y derecho, junto con representantes de fabricantes de vehículos, consumidores y representantes de distintas confesiones religiosas. Cabe pensar que posicionamientos antiespecistas pudieran estar, individualmente, entre los distintos grupos antes citados, pero dado que como demuestra el estudio, el desprecio por la vida animal es prácticamente universal, no tener en cuenta a colectivos que puedan hablar por los otros animales manifiesta que no hay voluntad para cuestionar ese posicionamiento. Las autoras de la guía consensuaron 20 principios éticos. El séptimo hacía referencia a qué decisión tomar cuando afectaba a los otros animales:

“In hazardous situations that prove to be unavoidable, despite all technological precautions being taken, the protection of human life enjoys top priority in a balancing of legally protected interests. Thus, within the constraints of what is technologically feasible, the systems must be programmed to accept damage to animals or property in a conflict if this means that personal injury can be prevented”

Pues bien, el juego ya ha dejado de serlo y ha pasado a ser un principio ético que cuenta con el respaldo del Ministerio de Transportes de Alemania. Más adelante, el principio ético puede devenir norma de obligado cumplimiento. Para tratar de suavizar esa regla, la guía reconocía el criterio de sentencia por lo que el estatus de la vida animal estaba por encima de la protección de la propiedad, pero en ningún caso, por encima de la vida humana.

La Unión Europea (UE) también está comenzando a abordar las cuestiones éticas vinculadas a los vehículos autónomos. Su enfoque es aún menos esperanzador que el de Alemania porque ni tan siquiera reconoce la capacidad de sentencia de los animales no humanos. El Grupo de Expertos en Inteligencia Artificial de la Unión Europea redactó en 2019 una comunicación para los distintos órganos de gobierno consolidando el antropocentrismo: “The strategy places people at the centre of the development of AI — human-centric“. Se trata de marcar unas pautas que las regulaciones de los Estados miembros deben seguir, situando en el centro de las medidas la mejora del bienestar humano. En las diez páginas que tiene la comunicación, no se hace mención alguna a los derechos y el bienestar de los otros animales. La postura no debe de extrañarnos. ¿No se había hecho un estudio en Nature en el que participaron millones de personas que identificaba el especismo como un rasgo universal de la conducta humana?

Referencias:

http://moralmachine.mit.edu/hl/es

https://www.bmvi.de/SharedDocs/EN/publications/report-ethics-commission.pdf?__blob=publicationFile

https://www.nature.com/articles/s41586-018-0637-6

https://elpais.com/elpais/2018/10/24/ciencia/1540367038_964708.html

https://www.abc.es/ciencia/abci-coche-autonomo-quien-debe-salvar-accidente-mortal-inevitable-201810241922_noticia.html

https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/economy/20190110STO23102/coches-autonomos-en-la-ue-de-la-ciencia-ficcion-a-la-realidad

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